Monday, July 12, 2004

I'd Never Thought It Would Come To This. Now I Can Never Go Home

He notado que este blog juega con algunos elementos de la nostalgia, por lo menos en sus primeros posts. Alan Moore alguna vez dijo que lo que tenia la nostalgia era que contenía un elemento de perdida, algo que nunca se podía recuperar, obtenía su fuerza emocional de la sensación de perfección o mayor goce que nunca iba a poder ser recuperada. Según Moore, no era una manera barata de vivir de nuevo una determinada etapa de la vida, sino la constatación de que ciertas cosas no se pueden vivir de nuevo. Y ahí residía su fuerza.

Bueno, en virtud de esta definición de nostalgia, de esta fuerza poderosa es que quiero escribir mis primeras impresiones adolescentes con la música, la primera sensación de pertenencia a un grupo vivida a través de la música. Porque mis inicios en lo musical (o lo que mi memoria distorsionada ha decidido etiquetar como inicios) fueron no con el indie pop, o el post rock, o el punk 77 sino con un estilo que esta bastante mal visto: el punk pop californiano. Esto no pretende ser una reivindicación, sino sencillamente plasmar las sensaciones que algunas bandas me transmitieron alguna vez y que es lo que me transmiten ahora.
Cuando estaba en tercer año de la secundaria es que descubrí el punk californiano. Hoy en día recuerdo aquella época como el momento en que comencé a sentir que pertenecía a algún lugar, recuerdo escuchar los primeros discos de Green Day, Nofx, Rancid, Saves The Day o Mad Caddies con la sensación de comunidad. Además, fue acompañado de mi primera elección estética deliberada: alrededor de los 15 años quise volverme punk (el punk entendido por Epitaph, que se entienda) y comence a comprarme pantalones anchos, remeras de skate y hasta me corte el pelo en puntas durante una temporada.



La banda paradigmática de ese periodo de mi vida es sin lugar a dudas Weezer. Un grupo que en algún momento escuche mucho, con fanatismo y obsesión. Luego de comprarme el “Pinkerton”, lo escuchaba sin parar, todos los días y hasta logre convertir a un par de amigos a sus sonidos. Aun hoy escucho Weezer, pero ya no me transmite lo mismo que antes. Me resulta muy difícil encontrarle nuevos modos de comunicación con esa música, imprimirle nuevas significaciones. Es como si hace 4 años hubiese quemado todos mis cartuchos con esos discos, y una expresión artística que fue depositaria de una gran carga emocional, hoy esta vacía.



Y en general es algo que me pasa con la mayoría de estas bandas. Es curioso observar como algunos sonidos han quedado indeleblemente adheridos a una etapa de tu vida. Además, existe una sincronía entre la critica musical y la vida personal. La critica musical suele etiquetar a estas bandas de “música para adolescentes” y, de hecho, quedan marcadas de por vida con esa etiqueta. Pero, no hay algo que se salve mas allá de eso??, no hay una manera de apreciar estos grupos que no sea desde la emotividad, desde la nostalgia fútil?. Que es lo que hace uno con los discos, los estilos, los géneros, con los que se inicio en la música?. Se los guarda en un cajón o es posible encontrarles nuevas interpretaciones, darle nuevos puntos de vista, despegarlos del momento en el tiempo en que uno los encontró?

Es a la vez una pregunta general y personal.