Sunday, June 27, 2004

Magnetic tapes for a hungry generation.

Al ser el único formato accesible para tener en registro las rarezas musicales que han pasado por mis manos, los cessettes fueron por mucho tiempo también la artificialidad más idónea para hacer llegar a los amigos un poco de ésa música que dificilmente se conseguía, antes de la aplastante era de los formatos comprimidos.

El primero que recuerdo haber comprado: The queen is dead, de The Smiths, el music & more de Galerías (único punto de referencia por mucho, mucho tiempo) creo que cada cassette lo conseguías por unos 30 pesos. Por ahí de 1990 era el formato que más se vendía, tenían como toda una pared llena de portaditas coloridas, los que más abundaban eran los de heavy metal. Yo buscaba en la sección de “alternativo” y a veces, buscándole con mucha curiosidad encontraba algo bueno. Ahí compré Legacy of brutality de Misfits, Come on Pilgrim de Pixies y algún otro de los primeros de The Cure y R.E.M.


Muchos han de recordar esos días en que cuando ibas a Gigante a acompañar a tus papás a comprar el mandado, te encontrabas con una auténtica montaña de cajitas. Pues ahí yacía una selecta enciclopedía del rock alternativo; dígase The Jesus and Mary Chain, The Sugarcubes, Michael Penn, 10,000 Maniacs, Morrissey, Comouflage, o Human League. Saldos de una época ya para entonces añeja, pero que permitían a cualquier listillo ser descubridor de nuevas bandas. Creo que de 30 pesos que los daban en un principio, los bajaron hasta costar 5 pesos.

Solía comprarme una caja de diez cassettes vírgen para cada semana. Creo que llegué a juntarme unos 350 grabados, y dejar obsoletos unas tres caseteras, incluyendo la del componente sony de casa. Gustaba tanto, como un placer extraño, de hacer portadas con recortes de revistas de modas. Según Arturo debí de haber elegido la carrera de diseñador gráfico. Creo que esa manía la saqué de mi amigo Edson, él sí que era buen diseñador. Ahora muy apenas le ponemos los títulos a los cd-r.

Los cassettes también fueron el artífice más barato para grabar en las porta studio los ensayos y demos que tampoco nunca vieron la luz. De Cuando tocábamos en Tango Trece, Alambrista, o más recientemente con Los Lichis, quedan varios recuerdos buenos. Para ello era necesario sólo que el cassette fuera nuevo y calidad chromo o metal.


Quién no habrá utilizado la famosa técnica del cassette para conquistar a una chica inteligente,y ponerle nombre a la cinta e incluso enumerarlos como vol. I y vol II ? Me ha pasado que, yendo a fiestas encontraba cassettes en los que reconocía mi letra, de tantos que grababa, y que luego perdía o simplemente no me regresaban.

Ahora no sabría decir cual era uno de mis favoritos, pues cuento sólo con algunos demos malhechos, y los que hasta hace un año aun conservaba se los di en calidad de comodato a mi amigo Sergio, que tiene un taller y una buena casetera para estar dándole vueltas todo el día. Bueno, creo que sí, me quedo con la idea de haberme descubierto a Leonard Cohen gracias a un cassette de éxitos (The Best of Leonard Cohen) que encontré en el Puente del Papa por 5 pesos !!! Ëse tape le dio la vuelta a medio Monterrey y, casualmente volvió a mis manos.